jueves, 13 de diciembre de 2012

Entre ángeles, soles y cielos




…Aquí estoy frente al papel virtual, empezando a escribir sobre ti y para ti. Más las frases que de mi pluma electrónica debieran salir, se entrecruzan en mi cabeza al mezclarse tus rasgos mas preciados con los de otros rostros, gestos que no te pertenecen, miradas que ocultan distintos secretos, un arsenal de sonrisas que matan en multitud de estilos, ángeles, soles y cielos que en tus ausencias y presencias echan suertes con la arena de mi reloj y el plumaje de mis alas.

¿En cuantas partes puede dividirse el corazón de un hombre?, ¿Cuanta carga emocional puede soportar por cada una de esas partes y por la suma de ellas?, ¿Cuánta tensión pueden experimentar y soportar los cables que sostienen sus nervios?, ¿Cuánto Amor puede sentir y ofrecer a cada pieza de su rompecabezas sentimental?, ¿Por cuánto tiempo duran los cimientos del condominio romántico y en qué momento es hora de derrumbarlo para ceder paso a una sola gran mansión?

Estas son algunas de las preguntas que se columpian en un singular parque de diversiones que existe en mi imaginación destinado solo para pensamientos a los cuales no deseo prestar atención; son del tipo de dudas, no incómodas, sino recurrentes, y contestables solo ante la prueba constante de los límites que varían de combinación en combinación; preguntas cuya respuestas solo importan al que se ve inmerso en las circunstancias que las provocan; tiras de interrogantes que aparecen, como premios de rasca y huele, al caer en cuenta que en este instante no puedo escribir en exclusividad para ti, porque al evocar aquel beso en el que se coló por primera vez el recuerdo de los besos de otros labios, me percaté de inmediato del inesperado elemento de distracción y sentí que empezaba a echarte de menos, aun sintiéndote entrar por mi nariz. Curioso es en si ese agente de distracción que se presta para mas resbaladeros del análisis. ¿Es acaso, la evocación de otros labios y besos mientras mi boca se pega a la tuya, una señal que tus labios están perdiendo terreno ante el sabor de otros labios?, ¿o es acaso mi capacidad de abstracción la que está disminuyendo ante el paso inexorable del tiempo? ¿Es quizá la costumbre el nuevo labial que sazona tus besos o tristemente estos solo han dejado de causar trastornos en mi cuerpo?

Se que no me darás respuesta alguna, no puedes de facto, tus ojos jamás se posarán ni por un segundo en estas letras, forma parte de mis ocupaciones hacer frente a los tiempos que generan reflexiones de tan turbulenta naturaleza, debo hacerlo como el solitario pescador lo hace con las lluvias que lo atrapan mar abierto, no dispone de mas ayuda que la que pueden proporcionarle sus brazos en cada extremo, ni hay mas nadie responsable de su posición y circunstancia que el único tripulante de su barca.

El aire me trae entre susurros una idea, dice hacen falta nuevas atracciones en mi Disnelandia imaginada; los pensamientos se saben ignorados, se aburren pronto y pugnan con ímpetu por ganar de nuevo mi atención. Esta tarde les he encontrado un nuevo pasatiempo, de hoy en frente tienen por misión a ti pensarte; jugar con la evocación de tus misterios; deponer las armas y convertirse en diligentes cómplices de su dueño; ascender a asistentes de los engranes de la inspiración y auxiliarle en inventar nuevas formas de hacerte sonreír, volverse parte de la placentera tarea de llenar tu vida de alegrías y extravagantes sorpresas, de idear nuevos modos de disfrutarte, enamorarte y enamorarme de ti a cada instante.

Empecé pensando en ti y tu nombre caracolero e impredecible como tú, fintaba al moverse en ese espacio donde se almacenan los otros nombres, viró tantas veces, trazó tantos zig zags en las paredes cerebrales, dejando una y otra vez montones de estelas que terminaban por encimarse con las estelas que dejaban a su vez los otros nombres que ante tu agitado estado, de él se contagiaron y lo imitaron, llegando el punto que tu nombre se revolvió con los otros, ya no supe si eras tú a quien pensaba y por quien escribía, o era ella o aquella, ahora puede ser que tú estés entre ellas y una de ellas ocupa tú lugar en mi dilema. Un rostro amoroso que observa hacia mi -¿es el tuyo, es otro?- está ahora bajo la luz que señala el lugar donde se estacionan los pensamientos que cuentan con toda mi atención… ¿Qué tal Cielo?, siento que eres tú en quien pensaba…

A veces cuando ganas, pierdes.

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