domingo, 2 de diciembre de 2012

Monótono domingo

La misma aburrida rutina de siempre. Domingo acogedor, un poco de trabajo en casa. Música relajante (algo de Ludovico Einaudi), andar con pijamas hasta el atardecer. Nada cambia. Me miro al espejo e imito la sonrisa hipócrita a la que me he estado acostumbrando desde los cinco años. Mis problemas psicológicos más graves se hacen presentes y la soledad más abrumadora absorbe mi buen humor.

¿Por qué es tan difícil hacer cosas nuevas? ¿Por qué estoy en la monotonía de una vida aburrida? ¿Acaso me gusta ser diferente por el simple hecho de no ser como los demás? Es decir, ¿soy el único adolescente que prefiere pasar sus noches de sábado en compañía de un libro y la luz de la luna? ¿Por qué no me agrada la idea de pasar de antro en antro, de fiestas en donde el alcohol es un elixir para todos los invitados?

Siento que no encajo en este mundo. Esta monotonía es lo que tengo que soportar por no conocer a alguien como yo. Esta manera de expresión es una manera de decir lo que pienso. Soy diferente, ¿habrá alguien como yo en algún lugar ahí afuera? Alguien que se apasione con una pintura de Pablo Picasso, alguien que se emocione con un concierto a piano, alguien que disfrute del calor de un buen libro, alguien a quien le agrade sentir la arena en sus pies, alguien que quiera de verdad.

Ese alguien está escondida en algún lugar, quedará buscar, pero no ahora. No. Ahora sólo quiero acompañarme con letras mundanas. Ahora sólo quiero escribir...


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